La Serra de Tramuntana es única por su paisaje y su patrimonio | image: J. FURONES
El tercer encuentro de estas jornadas está protagonizado por uno de los lugares más inconfundibles de Mallorca: la Serra de Tramuntana centrará la atención de los discursos de los presentes, entre ellos el gerente del Consorci Serra de Tramuntana, Lluís Vallcaneras, y su director Antoni Solivellas; que estarán acompañados del conseller de Presidència del Consell de Mallorca, Antoni Fuster.
La Serra de Tramuntana atraviesa la Isla a lo largo de una veintena de municipios que viven y se organizan a su alrededor, en lo que es un entramado ecológico, natural, cultural y de patrimonio, único. El formidable paraje natural que es la Serra de Tramuntana comparte una superficie de más de 60.000 mil hectáreas entre mar y tierra. Su importancia como paisaje y como centro de identidad y cultura le han valido su reconocimiento a nivel mundial a través de la declaración de Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, organismo que la define de la siguiente forma: «El Paisaje Cultural de la Serra de Tramuntana está situado en las abruptas laderas de una cadena montañosa paralela a la costa noroccidental de la isla de Mallorca. La agricultura milenaria en un ambiente con escasos recursos de agua ha transformado el terreno y muestra una red articulada de mecanismos de gestión del agua entre las distintas parcelas que es de origen feudal. El paisaje está formado por cultivos en terraza y mecanismos de distribución del agua interconectados que incluyen molinos hidráulicos, así como construcciones de piedra sin argamasa y granjas».

Y es que es un reflejo de que naturaleza y huella humana pueden convivir desde el respeto y la preservación, dando lugar a un patrimonio cultural y de identidad valiosísimo. Veinte municipios forman parte de la orografía de la Serra, teniendo en sus dos extremos a las localidades de Andratx, más al Oeste, y Pollença en el extremo Este. Y a lo largo de esta línea montañosa se ubican pintorescos municipios que han crecido a las faldas de la Serra, bebiendo de su ganadería, agricultura y naturaleza, algunos de ellos son Sóller, Fornalutx, Deià, Valldemossa, Banyalbufar, Estellencs, Escorca, Sant Elm o Galilea.

Su flora y fauna tampoco dejan a nadie indiferente, destacando, en el caso de los animales, tres especies muy representativas en la Serra. Estos son el águila pescadora, el buitre negro y el ferreret o sapillo balear, un minúsculo anfibio. En cuanto a la flora, cabe destacar la agrupación en cuatro categorías: Encinar baleárico (de montaña y el de las zonas bajas y litoral), Garriga de acebuche, Matorral calcícola y Vegetación culminal baleárica.
Entre las muchas opciones que existen para visitar la Serra de Tramuntana como turista, hay una especialmente recomendable porque combina el deporte al aire libre, el respeto por el medio ambiente y la belleza de observar la Serra con calma. Hablamos del senderismo. Con múltiples rutas adaptadas a todos los públicos y gustos, la Ruta de Pedra en Sec regala a su paso impresionantes vistas, con contrastes tan extremos como picos de más de 1000 metros o embalses de agua enmarcados por montañas.

La Ruta de Pedra en Sec, o también conocida como GR 221, ofrece diferentes niveles de dificultad y presume de estar muy bien conservada. Casi 300 kilómetros divididos en ocho etapas que van de una punta a la otra, desde Andratx hasta Pollença. Y como valor añadido, además de la vista y la naturaleza que se disfruta en el trayecto, el senderista puede descasar, al final de cada etapa, en los refugios que forman parte de la red del Consell de Mallorca, previa reserva, para pasar la noche. Pese a tener distintas dificultades, es recomendable ir acompañados por personas expertas como un/a guía de montaña.
Otras actividades que mueven al turista, ya sea local, nacional o internacional, son, por ejemplo, el cicloturismo, que puede ser practicado en la Serra desde el desafío de un profesional -con ascensos y descensos de cintos de metros-, o desde la perspectiva lúdica de gozar en bicicleta mientras se pedalea armoniosamente entre campos de cultivo.
Otras actividades que han vivido un importante auge en la última década es la Ruta del vino. Un paseo que disfruta de los viñedos que envejecen mecidos por los vientos que confluyen en la Serra y con el aroma a mar y salitre. Así se cuidan las cepas de Malvasía, Cabernet Sauvignon, Merlot, Syrah y Moscatel provocadoras de los grandes vinos de la zona. Otra opción es practicar un tipo de turismo más común pero igualmente espléndido y generoso: visitar las localidades de la Serra. En cualquiera de ellas el turista podrá beber tanto de su cultura patrimonial, del encanto de sus cascos antiguos, de la arquitectura que resiste al paso de los siglos como de su gustosa y sabrosa gastronomía, donde platos salados y dulces dejarán un sabor de boca difícilmente posible de olvidar.
En la Serra de Tramuntana conviven numerosos productores que aportan un incalculable valor a la economía circular y regenerativa. En este sentido, el Consorci de la Serra de Tramuntana trabaja desde hace tiempo en un distintivo que aglutina a todos aquellos productos producidos en la Serra y que se sujetan bajo parámetros de «sostenibilidad, de protección al medio ambiente, a la identidad y a la cultura de la Serra de Tramuntana». Destacando de ellos sus características que marcan su calidad. Comprarlos supone apoyar a los actores clave en la protección de este paisaje cultural: productores, comercios, establecimientos gastronómicos, gestores culturales y propietarios de edificios emblemáticos.