Vista del Serral de ses Monges, uno de los espacios naturales de más valor en el municipio de Inca.
La ciudad de Inca quiere aprovechar todo su potencial para ser la punta de lanza de una revolución medio ambiental. Tanto sus peculiaridades urbanas como su situación geográfica en el conjunto de la Isla, permitirán a la localidad poner en marcha muchas innovaciones en materia de protección del medio ambiente y especialmente en movilidad sostenible, que se pondrán de relieve con su participación en el Eco Rallye Mallorca - Inca Ciutat.
Esta movilidad sostenible es una especial preocupación para el Consistorio que encabeza el alcalde Virgilio Moreno. La ciudad está en pleno proceso de transformación para sacar al coche de sus calles y garantizar un transporte equilibrado, con prioridad para peatones y ciclistas. Se está creando una gran red de aparcamientos disuasorios que tienen como fin el desarrollar la idea de la Ciudad 10. El concepto va en linea con el de otras ciudades españolas y europeas, introduciendo las medidas oportunas para que cualquier ciudadano tenga a menos de 10 minutos a pie cualquier servicio. Los aparcamientos disuasorios ya son 12, con capacidad conjunta para más de 1.000 vehículos. La intención es habilitar aún más de estas zonas y dejar el coche fuera del casco urbano.
Dentro de las innovaciones en movilidad sostenible también se enmarcan los esfuerzos del Ajuntament por adaptar su propia flota de vehículos. Se ha ampliado el número de unidades eléctricas de forma que ya solo se adquieren de este tipo con el objetivo de llegar lo antes posible a una flota totalmente libre de humos. Estas medidas se aplicarán también en la mejora del servicio de limpieza urbana, que tendrá un nuevo contrato con un peso mucho mayor de la eficiencia y la sostenibilidad. Usará energía 100 % eléctrica y renovable y añadirá al servicio elementos como el uso de papeleras de recogida selectiva.
En el ámbito del cuidado de la calidad atmosférica, se han instalado recientemente dos controladores de la calidad del aire que medirán las cantidades de sustancias como dióxido de nitrógeno, ozono, monóxido de carbono o dióxido de carbono. Los datos de estos aparatos servirán para definir mejor la toma de decisiones para el control de la contaminación. Pero como todas estas medidas solo serán realmente efectivas si la electricidad proviene de fuentes renovables, Inca también prestará una especial atención al uso de energías de procedencia limpia. El pasado mes de diciembre se instaló en los terrenos del Pou de Son Fiol una planta fotovoltaica de 100 kW de potencia, con una producción anual estimada de 145.547 kWh. Solo con esta infraestructura se logrará una reducción de emisiones de CO2₂ de 53.077,34 kg anuales y un ahorro económico de unos 20.000 euros al mes.
La preocupación ecológica de Inca no queda solo ahí, sino que se traduce en otros aspectos de la gestión como el arbolado. También en los últimos meses se ha puesto en marcha el Pla de Gestió de l’Arbrat (PGA) de Inca, con una serie de medidas para garantizar la buena salud de esta masa vegetal en el entorno urbano. En primer lugar se realizará una evaluación general de su estado y se actuará en consecuencia, siempre con la seguridad de los ciudadanos como prioridad.
En una segunda fase de esta estrategia de gestión del arbolado urbano, se han destinado más de 750.000 euros para la consolidación y aumento de los árboles en todos los rincones de la ciudad. Se plantarán muchos ejemplares o se sustituirán aquellos que estén en mal estado, con la intención añadida de paliar los efectos del calor. Se quiere que las zonas urbanas o periurbanas padezcan lo menos posible el llamado efecto ‘isla de calor’, que hace que los elementos como el asfalto o el cemento hagan de las calles un horno.
Pero Inca va mucho más allá en una concepción de la sostenibilidad como una tarea global. También se va a poner en marcha un punto de reutilización de aparatos eléctricos para disminuir sus residuos, se favorecerán la instalación de equipos de compostaje domésticos, se crearán itinerarios sostenibles que discurrirán por espacios ajardinados o naturales, se colocarán muchas más jardineras en calles y plazas, así como fuentes de agua potable para incentivar el consumo prescindiendo de los envases de plástico o se harán diversas campañas de fomento del reciclaje de vidrio en las escuelas. Esta última medida pretende también implicar a los más pequeños en el reto de la lucha contra el cambio climático.
En definitiva Inca se destaca en el panorama insular como una ciudad activa ante los desafíos del futuro. Abierta a todas las participaciones e innovaciones, quiere afrontar los objetivos medioambientales en positivo, como una oportunidad para crecer y mejorar.
Reconocimiento a un compromiso con el medio ambiente
El Ajuntament d’Inca se ha unida recientemente al programa internacional Tree Cities of the World. La iniciativa está impulsada por la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) y la Fundación Arbor Day. Acoge a 200 ciudades de todo el planeta, con actos que han involucrado a más de medio millón de personas y que han tenido como resultado la siembra de más 3 millones de árboles. Inca pasa a engrosar una lista en la que ya se encuentran ciudades como Madrid, Barcelona, Alcalá de Henares o Valencia, en territorio español, o Cardiff, Newport, Estocolmo, Oporto, Nueva York, Buenos Aires o Rio de Janerio, alrededor del mundo. Este reconocimiento a Inca se entrega en virtud a la decidida apuesta por mantener e incrementar el arbolado del municipio, para lo que se ha desarrollado un completo Pla de Gestió de l’Arbrat.