La arquitecta Elena Goicolea | image: Diego Radames
Elena Goicolea, arquitecta experta en sostenibilidad y resiliencia urbana, tiene una amplia experiencia en edificación sostenible y resiliencia. Ha colaborado con ciudades como Valencia o Las Rozas y ha liderado el nodo de innovación de la Misión de Adaptación de la Unión Europea. El próximo 10 de junio pronunciará la conferencia Ciudades para quedarse: prosperidad frente al cambio climático en el marco de las jornadas EForum 2025, que bajo el título Construyendo hoy el mañana, reunirá a expertos en medio ambiente, energías renovables, turismo o arquitectura sostenible durante dos días en Es Baluard de Palma.
Consulta aquí el programa completo del eFORUM 2025
¿Qué efectos tiene el cambio climático en la arquitectura?
La arquitectura y el urbanismo se han diseñado para un clima que ya no existe, un clima relativamente estable y previsible. Ahora nos encontramos ante un escenario de incertidumbre, en el que el clima se vuelve inestable, en un grado que depende de nuestra actuación. El clima ya ha variado y nos encontramos con un incremento de eventos extremos, como inundaciones que superan el periodo de retorno de 500 años, es decir, mayores que aquellas que se esperan cada 500 años como mucho, como ha pasado en Valencia, desgraciadamente.
¿Nuestras ciudades no están preparadas para lo que se nos viene encima?
El sistema de saneamiento de las ciudades no está preparado para recibir las lluvias torrenciales que ahora serán habituales. Hemos pavimentado las superficies y canalizado los ríos. De manera que ante eventos así, las aguas corren disparadas, en lugar de absorberse por la tierra.
Cada vez hace más calor, algo que se sufre en las viviendas.
Ante temperaturas máximas que baten récords, las edificaciones alcanzan temperaturas interiores extremas. La mayor parte de las viviendas de España no han previsto sistemas para garantizar la temperaturas de confort interior ante estos nuevos escenarios
¿Qué ocurre con el espacio público?
En verano las ciudades se hacen inhabitables, con temperaturas diurnas muy elevadas y noches tórridas, sobre todo para las personas más vulnerables: la infancia, mayores, personas con problemas de salud y menos ingresos Y en las zonas costeras la gran amenaza es la subida del nivel del mar, que podría afectar a la mayoría de sus ciudades si perpetuamos el modelo actual.
¿Qué herramientas hay a nuestro alcance para adaptarnos?
Existen muchísimas medidas que podemos tomar desde distinto niveles para cambiar le rumbo de los acontecimientos. Hay varios tipos. Las medidas institucionales y regulatorias actualizan la normativa urbanística y técnica, también desarrollan planes de acción ante emergencias, por ejemplo. Las medidas financieras serían los fondos Next Generation, que impulsan la rehabilitación edificatoria. Respecto a las medidas físicas que aplicamos a las edificaciones y ciudades, podemos realizar parques inundables, jardines de lluvia, reverdecer superficies o tejados. También podemos generar renovables y mejorar el aislamiento envolvente de la edificación.
Inscríbete aquí para formar parte del cambio
¿Qué ocurre con las viviendas que no están adaptadas? ¿Qué secuelas sufren sus habitantes?
En nuestra latitud los habitantes de viviendas poco eficientes o expuestas a eventos extremos, pueden sufrir de varias maneras. Podemos estar expuestos a temperaturas extremas de calor o frío, que generan problemas de salud física y mental. La ola de calor que sufrió Francia en 2003 provocó la muerte de 15.000 personas. Los residentes están expuestos a inundaciones con desenlaces críticos y son más vulnerables a las fluctuaciones del precio energético.
¿Quiénes sufren más?
Las personas vulnerables, la infancia, las personas ancianas, los enfermos y los de menores ingresos. Ante una ola de calor, los que tienen posibilidades se van al mar o la piscina. Los que no pueden moverse o no tienen acceso, no tendrán este recurso. Y ante una inundación las personas con movilidad reducida tendrán más difícil evitar el agua.
¿En el Mediterráneo estamos muy expuestos a estos cambios?
Según el Panel Intergubernamental del Cambio Climático (IPCC) de Naciones Unidas, el Mediterráneo es una de las áreas más expuestas a los impactos del cambio climático. Sumamos al aumento de temperatura y la lluvia torrencial, la sequía, las inundaciones, el aumento del nivel del mar y los incendios. Por eso es fundamental que, a la vez que reducimos las emisiones, adaptar nuestros entornos habitados, nuestras ciudades y nuestras viviendas para que se adecuen a un clima más extremo.
¿Es momento para hundirnos en el pesimismo?
Ante este escenario de riesgo y urgencia no debemos caer en la desesperanza. Es una oportunidad para transformar nuestras ciudades y nuestro modo de vida. Hay que actuar rápido, eso sí. La buena noticia es que la mayoría de las medidas que nos ayudan a hacer frente al cambio climático crean entornos urbanos más habitables, saludables, seguros y prósperos, que además generan una economía verde vinculada a la rehabilitación y la innovación.
¿Por qué debemos tomar medidas ahora?
Adaptar la arquitectura y el urbanismo al nuevo clima es esencial para garantizar el bienestar presente y futuro de la sociedad. Y para construir ciudades para quedarse, donde prosperar y convivir con el planeta, en lugar de luchar contra él.